esta hermosa reflexión.
Entonces ella recordó que muchas veces a la hora del recreo había llevado al niño débil y desamparado de la mano.
Comprendió que ese gesto tan simple para ella, era la experiencia más agradable que había tenido ese niño en su vida.
Esta historia nos recuerda que muchas veces olvidamos reconocer el valor inmenso que tiene un simple gesto de cariño, una frase de reconocimiento o una pequeña acción desinteresada y solidaria. Quizás muchas veces hemos sentido el impulso de ayudar a una persona, de expresarle nuestra comprensión o apoyo solidario, pero algún viejo prejuicio, el temor o el comentario negativo de otros, nos frena en el instante, impidiéndonos actuar y expresarnos tal y como lo sentimos, para terminar comportándonos de forma indiferente, pasiva o indolente. Atrévete a manifestar tu verdadera naturaleza a expresar tu sensibilidad a actuar de una mejor manera.
Como la vida es una calle de doble vía, recuerda reconocer, resaltar y agradecer todo lo bueno que otras personas han compartido o hecho por ti, no podemos actuar como aquellos que piensan que los demás están obligados a hacer cosas por ellos, porque les pagan por su servicio o porque se sienten superiores y están acostumbrados a recibir sin dar nada a cambio.
Sólo una persona agradecida y capaz de reconocer un gesto, una sonrisa, una palabra o una acción pequeña dirigida a suavizar el momento o la situación en la que se encuentra, puede disfrutar de la vida y de la lealtad de los demás.
SOYPKS